Hambre emocional: señales y soluciones efectivas

por | Jun 22, 2022 | Adultos

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Los alimentos nos acompañan en muchas situaciones de nuestro día a día. No solo son una necesidad para nuestra salud, sino que también tienen un fuerte impacto social en celebraciones y reuniones. Sin embargo, en ocasiones, nuestra relación con la comida se descontrola, convirtiéndola en una herramienta para manejar emociones. El problema surge cuando buscamos en los alimentos una forma de llenar vacíos emocionales en lugar de nutrir nuestro cuerpo. Pero ¿cómo diferenciar el hambre real del hambre emocional?

Hambre emocional

Hambre real vs. hambre emocional: ¿cómo diferenciarlas?

Es fundamental aprender a distinguir entre hambre real y hambre emocional. Aquí algunas claves:

  • Hambre real: surge de manera gradual, se acompaña de señales físicas como el crujido del estómago y puede postergarse unos minutos.
  • Hambre emocional: aparece de repente, con un antojo de algo específico, generalmente alto en calorías. Parece incontrolable y, aunque comas en grandes cantidades, nunca es suficiente.

Además, tras comer por hambre emocional, es común sentir culpa y darse cuenta de que la situación que provocó el impulso sigue sin resolverse.

¿Por qué recurrimos a la comida para gestionar emociones?

El hambre emocional suele aparecer en momentos de estrés, soledad o cuando enfrentamos situaciones que sentimos fuera de nuestro control. Al no poder manejar lo que ocurre a nuestro alrededor, buscamos un escape rápido en la comida. Sin embargo, este alivio es temporal y puede generar un ciclo de ansiedad y culpa.

El azúcar y otros alimentos procesados generan un efecto inmediato de bienestar, pero, a largo plazo, la angustia regresa. Entonces, ¿cómo podemos romper este ciclo?

Hambre emocional
Hambre emocional

Estrategias para gestionar el hambre emocional

Desde CreSentia, te compartimos algunas acciones para mejorar la relación con la comida y gestionar mejor tus emociones:

  1. Identifica los momentos clave: ¿Cuándo sientes la necesidad de comer por emociones? ¿Qué emociones lo preceden? Reflexionar sobre esto te ayudará a tomar conciencia y buscar soluciones más saludables.
  2. Practica la alimentación consciente: Cuando comas, evita distracciones como el celular o la televisión. Enfócate en el olor, textura y sabor de los alimentos.
  3. Lleva un registro alimenticio: Anotar lo que comes y cómo te sientes puede ayudarte a identificar patrones y a hacer cambios progresivos sin generar estrés.
  4. Encuentra alternativas saludables: Si sueles recurrir a la comida en momentos de estrés, intenta otras estrategias como la respiración profunda, el ejercicio o escribir un diario emocional.
  5. Establece horarios regulares de comida: Tener 5 momentos alimenticios al día ayuda a evitar los impulsos. Asegúrate de incluir proteínas, carbohidratos y minerales, y elige snacks saludables como frutas o frutos secos.

Encuentra un equilibrio saludable

La dificultad no está en los alimentos, sino en cómo los usamos para gestionar nuestras emociones. La clave está en lograr una alimentación balanceada y consciente, en la que los antojos sean una elección de disfrute y no una vía para evitar lo que sentimos.

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