La raíz del problema puede estar más oculta de lo que crees. La ansiedad, la depresión, los pensamientos repetitivos, el exceso de trabajo… cualquier sentimiento o comportamiento llevado al extremo nos está diciendo algo: algo no va bien.
Intentamos solucionarlo de muchas formas. Pero, a veces, esos intentos solo nos alejan más de lo que realmente queremos. Puede parecer que funcionan, pero con el tiempo nos damos cuenta de que solo han tapado una realidad que sigue ahí, sin resolverse.
Y el sentimiento regresa con más fuerza: la tristeza crece, la frustración aumenta, la angustia se intensifica. ¿Y qué hacemos? Volvemos a intentarlo una y otra vez.
Pero el cansancio se acumula. Intentas que la relación funcione, que el trabajo funcione, que las amistades funcionen… y nada parece cambiar.
Entonces surge la gran pregunta: ¿Por qué, si lo he intentado todo, sigue sin funcionar?
Puede haber muchas respuestas, pero hay una que suele ser transversal a todos los casos: no has identificado la raíz del problema.

La raíz del problema no está clara
Pensamos que nadie nos conoce mejor que nosotros mismos. «Yo sé lo que me pasa, yo puedo solo, yo sé lo que necesito». Vamos por la vida convencidos de que lo tenemos claro. Pero, aunque eres el capitán de tu vida, eso no significa que tengas el mapa correcto para navegar tu propio viaje.
La cultura nos ha enseñado que debemos resolverlo todo solos. Pero, ¿qué pasa si el problema es que no hemos identificado realmente qué es lo que nos está afectando?
Cuando no logramos cambiar algo en nuestra vida, muchas veces es porque estamos viendo solo la superficie del problema y no su raíz real. Ver la verdadera causa puede dar miedo, por eso tendemos a atribuir lo que sentimos a otras cosas, evitando enfrentarlo.
Pero si no miras la raíz, seguirás atrapado en el mismo ciclo.
Te invito a hacerlo, aunque al principio asuste. Ese momento de claridad será el primer paso para encontrar soluciones reales.
¿Cómo identificar la ansiedad problemática?
Muchas veces creemos que nuestro mayor problema son las emociones negativas: luchar contra la ansiedad, contra la tristeza, contra lo que incomoda. Parece lógico, ¿verdad?
Pero, ¿qué pasaría si te dijera que la ansiedad no es el problema?
Las emociones son señales que intentan mostrarte algo. No están ahí para hacerte daño, sino para decirte que hay algo en tu vida que necesita atención. En lugar de luchar contra ellas, pregúntate qué están tratando de decirte:
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¿Qué situaciones las están provocando?
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¿Qué cambios necesito hacer en mi entorno?
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¿Cómo puedo escucharlas en vez de ignorarlas?
El problema no es la emoción en sí, sino lo que la está generando en tu día a día: en tus relaciones, en tu trabajo, en tus hábitos. Y para cambiarlo, se necesita valentía. La valentía de ver la verdad y tomar acción.
Tienes el problema identificado, pero no la solución
Hay quienes logran identificar qué es lo que les afecta, pero cuando llega el momento de actuar, se quedan atrapados. Saben qué hacer, pero les cuesta dar el siguiente paso.
Sabemos que hacer ejercicio, descansar o mejorar nuestras relaciones nos haría bien, pero ¿por qué nos cuesta tanto hacerlo?
En estos casos, el apoyo adecuado marca la diferencia. Rodéate de personas que te inspiren y acompañen en el proceso. El cambio da menos miedo cuando no lo haces solo.
Tienes la solución, pero te falta constancia
A veces logramos dar el primer paso, pero en cuanto algo sale mal o sentimos que no avanzamos lo suficiente, nos desanimamos y abandonamos.
El proceso de cambio es una lucha entre los patrones viejos y los nuevos. Al principio, los viejos tienen más fuerza porque son los que hemos repetido durante años. Por eso es crucial sostener el cambio con determinación.
Si ya identificaste el problema y tienes la solución, permanece en el proceso hasta que el cambio se vuelva parte de ti. Cree en el proceso. Lo lograrás.
Un regalo diferente para este San Valentín
Reconocer que algo no está funcionando como quisieras es valiente. Pero hacer algo al respecto requiere el apoyo adecuado. En CreSentia, creemos que no basta con identificar el malestar; lo importante es acompañarte a construir un camino de cambio real y sostenible.
Por eso, trabajamos contigo desde tu historia, tus emociones y tus objetivos. Te ayudamos a diseñar tu Mapa de Vida, una guía terapéutica personalizada que te permite avanzar con claridad, sentido y propósito.
¿Te imaginas cómo sería dar ese primer paso hacia una vida distinta? Hoy puedes comenzar. Agenda tu espacio gratuito de 30 minutos y conoce cómo podemos acompañarte en este proceso.